La situación económica del país nos está haciendo perder muchos trenes en relación al desarrollo de nuestra provincia, inversiones en infraestructuras básicas como las autovías se paralizan sine die; infraestructuras museísticas como el futuro centro nacional de fotografía, retira sus andamios para disimular un parón en la ejecución del proyecto sin una clara fecha de reinicio; y como no podía ser de otro modo, las líneas férreas deficitarias económicamente tienen a primeros del mes de junio el cierre asegurado.
La región se levanta enfurecida por los cierres de líneas férreas deficitarias económicamente para las administraciones que las gestionan, pero sin embargo, imprescindibles para la sociedad rural de las nueve provincias, que percibe día tras día la triste realidad de la ecuación, “a más crisis menos servicios básicos para la población de nuestros pueblos”. Y es que en muchos casos, estamos hablando del único transporte público que llega a un número importante de poblaciones, que les sirve para poderse conectar con la realidad del mundo urbano, poder satisfacer necesidad tan básicas como acudir a un médico especialista o poder comprar en un supermercado.
En nuestro caso, hemos conseguido de momento que mantengan nuestra humilde comunicación férrea con la capital de España, al tran tran, con retrasos y muchas carencias, pero todavía viva, capaz de articular ideas sencillas pero novedosas e innovadores, de las que carecemos en la actualidad, que han sido premiadas como producto turístico del año por una revista especializada a nivel nacional, me refiero al tren turístico Campos de Castilla, ideado y promovido felizmente por el Ayuntamiento de Soria y la Asociación de hosteleros.
Señalar por otro lado, que dos grandes ejes ferroviarios que podrían haber articulado nuestro territorio de norte a sur y de este a oeste, me refiero a la línea Santander-Mediterráneo y la Valladolid-Ariza, están en estos momentos en boca de todos, al consumarse el levantamiento efectivo de las vías a su paso por nuestra provincia, con la escusa del abandono y la rapiña a que están sometidas, pero sin percibirse del enorme patrimonio industrial que estamos sepultando y que dentro de una décadas nuestros hijos difícilmente sabrán explicar esta parte triste de la historia de nuestra provincia, que no permitió conservar para la posteridad esas magníficas estructuras que articulaban esos caminos de hierro.