Han pasado ya más de veinte años de la inauguración de la primera línea del Ave en nuestro país, que unía Sevilla y la capital de España, en aquel momento los sorianos teníamos la certeza y la fé de que dos décadas después nuestra ciudad estaría incluida en esa red de ferrocarriles de alta velocidad, que sin duda nos sacarían del ostracismo como ha ocurrido a lo largo de estos años con Ciudad Real o Cuenca.
Se han seguido inaugurando nuevas líneas de alta velocidad, como la que conectaba Madrid con Zaragoza y posteriormente con Barcelona, que se han aproximado a nuestro territorio de una forma ridícula e insultante, surcando nuestro límite provincial más oriental, sin plantearse ni un momento la posibilidad de sacar del abandono a Soria incluyéndola en este juego de interés económicos y políticos. Ayer asistíamos a la inauguración de la nueva línea que une Madrid con Alicante, y que vuelve a conectar el centro neurálgico de nuestro país con la periferia más rica y desarrollada en torno a la costa Mediterránea. Sin embargo, vemos como se acrecienta el abandono y la desidia hacia la otra periferia, la del interior, la de la España profunda, abandonada y desheredada antes, durante y después de la crisis.
Resulta curioso, que los territorios más próximos a la capital nos vamos alejando por momentos, las dos horas que tardamos en llegar de Madrid a Soria en coche, son las mismas dos horas que nos llevarán en un flamante Ave de Madrid a Alicante. Me pregunto, cómo vamos a poder competir ante semejante reto, quizá un tren teatralizado todos los fines de semana que relate la historia, la cultura y las tradiciones de nuestra tierra pueda ser la solución, pero para ello antes tendremos que solucionar las más de trescientas averías que se han producido a lo largo del pasado año.
Por lo tanto, no queremos saber nada de lanzaderas ni de modernizaciones de las líneas férreas, necesitamos el compromiso firme y por escrito de las administraciones nacional y regional de que Soria tiene que estar en el mapa de la alta velocidad de este país, de igual forma que lo han conseguido ciudades como Teruel o que están en proyecto como Burgos, para que de una vez por todas salir del pozo en el que nos han metido nuestros dirigentes políticos a lo largo de muchas décadas.