El encanto de nuestra ciudad lo define en primer lugar su tamaño, de pequeña y acogedora estructura urbana, con un centro neurálgico muy animado pese a su escasa población, que mantiene sin embargo una asignatura pendiente que es una rehabilitación integral de su casco antiguo.
A pesar de esta carencia estructural de difícil solución para todas las corporaciones municipales que han pasado por nuestra casa consistorial, perviven una serie de edificios notables muy singulares, en la mayoría de los casos de propiedad pública, idóneos para cargarles de contenido y dinamizar los entornos donde se encuentran ubicados. El primero y más significativo ejemplo, lo tenemos en el antigüo Colegio Universitario de Soria, germen del actual Campus de los Pajaritos, que para muchos no debió nunca de perder ese papel de referencia de la actividad universitaria de nuestra ciudad. Se lleva hablando más de una décadas de su posible reconversión en una infraestructura turística de lujo, si bien, siempre he pensado que deben ser los propios empresarios quienes diseñen e inviertan en sus proyectos, estando las administraciones publicas enfocadas a otro tipo de tareas. No podemos tampoco olvidar, el anhelo de muchos sorianos en ver un parador de turismo en nuestro Palacio de los Cóndes de Gómara, que después de muchas décadas sigue alojando expedientes del ámbito judicial. Últimamente ha salido a la palestra otro magnífico edificio, el Cuartel de Santa Clara, que va a perder su cometido militar quedando a la espera de un uso productivo que le evite el cierre y el consiguiente abandono.
Se trata de tres ejemplos significativos de nuestro magnífico patrimonio edificado, pero sin duda podemos apuntar algunos más que están en la mente de todos nosotros. Nunca puede dejar de pensar que hubiera sido de nuestra ciudad, si nuestro actual campus universitario, de nueva planta y alejado del centro urbano, se hubiera diseñado de una forma más integral y acorde con el modelo de ciudad que todos creo queremos; definiendo cada uno de esos edificios singulares con una especialidad universitaria; nos podemos imaginar una población universitaria entorno a dos mil personas, entre estudiantes, profesores y personal administrativo, disfrutando de la ciudad y a la vez dándole vida. Y por último, podríamos preguntarnos si hay alguna ciudad en España que pueda tener un área de esparcimiento dentro de su campus universitario tan magnífico como nuestro “Alto de la Dehesa”…