Resulta desalentador pasear un fin de semana por las calles de nuestro casco antiguo, por donde discurren no pocos visitantes con mochila a la espalda y plano en mano, dirigiéndose al entorno turístico por excelencia de nuestra ciudad, las “márgenes del Duero”, con sus dos grandes hitos monumentales, San Saturio y los Arcos de San Juan de Duero, y encontrarse edificios en ruina, fachadas con un peligro inminente de derrumbe y solares abandonados que sirven de acopio de suciedad y falta de higiene, que definen a estos espacios por su baja calidad ambiental.
Esas calles estrechas y tristes en la actualidad, pero con el sabor de la ciudad medieval, del bullicio diario de una población que le daba vida. No podemos olvidar que se trata de los cimientos de nuestra propia historia, del centro neurálgico de la ciudad desde el siglo XII hasta hace pocos años, dónde se fraguó el desarrollo de la ciudad actual, pero que padece una enfermedad crónica desde hace mucho tiempo y que nadie ha sabido ponerle remedio.
Hasta que no consigamos poner en valor el casco histórico de nuestra ciudad, no tendremos garantizado el aprobado de las personas que nos visitan; la dinamización turística de una ciudad necesita de acciones urbanísticas trasversales que ordenen y revitalicen las zonas más degradas, de nada sirve que nos esforcemos en novedosas señalizaciones, atractivas iluminaciones monumentales y espacios peatonales para disfrutar del paseo; si mantenemos un espacio degradado en el corazón de la ciudad, en la zona más visitada, al tratarse del entramado urbano que une el centro con la orilla del río Duero.
Todas la corporaciones municipales han intentando buscar soluciones, en la mayoría de los casos puntuales, sin plantear un plan de actuación integral del casco histórico capaz de encontrar una solución al problema. Estuvimos cerca de un PLAN URBAN para nuestra ciudad, pero nos fue denegado a última hora; otras ciudades como Teruel o Huesca, tuvieron más suerte y en la actualidad se sienten orgullosas de sus cascos históricos. Hace unos meses el ayuntamiento de Soria en pleno se comprometía a aprobar definitivamente el Plan Especial de Reforma Interior y Protección del Casco Histórico, necesario para la puesta en marcha de proyectos que pueden ayudar a dinamizar la vida social y económica del centro de la ciudad, como es la reforma integral de la plaza del Mercado.
Deberíamos por todos los medios conservar esos entramados urbanos, donde cada piedra nos evoca nuestro pasado y nuestra historia, no podemos permitirnos dejar esta herencia a las generaciones venideras; se merecen poder disfrutar y vivir estos espacios urbanos, que nos hablan del pasado pero que también nos enseñan el futuro de nuestra ciudad.