Padecemos ciertos males crónicos en esta provincia que se repiten todos los años. En los meses estivales los problemas con el abastecimiento de agua en muchos de nuestros pueblos que tienen que ser subsanado con cisternas y cisternas de nuestra querida Diputación. Al llegar el otoño y aflorar los hongos y setas en nuestros montes aparecen ciudadanos de otros países sin escrúpulos medioambientales, capaces de arrasar cualquier bosque que se encuentren a su paso. Y llega el invierno y las primeras nieves en las cotas más altas, que impiden que un fin de semana puedan acceder los turistas al espacio natural de mayor interés paisajístico de la provincia. Muy pronto comenzaremos con la cantinela de la pista de esquí de fondo de Santa Inés, y la imposibilidad de utilizarla porque alguna máquina lo estará impidiendo; y no dejo de preguntarme, hasta cuándo tendremos que aguantar estas incompetencias de unos y de otros.
Resulta muchas veces desolador el tener que luchar contra los elementos año tras año, repitiéndose los mismos errores, echándose la culpa unos a otros, pero sin conseguir por parte de nadie la solución definitiva de estos problemas. Problemas que afectan a todos los habitantes de nuestra provincia pero también a la credibilidad turística de Soria. Desde la iniciativa privada se hace un esfuerzo enorme en comercializar turísticamente nuestra provincia, apostando con fuertes inversiones en infraestructuras y en la promoción de las mismas, pero que se pueden ver truncadas por estas carencias en la planificación y coordinación entre las distintas administraciones.
Sin duda no parecen retos de imposible solución en la mayoría de los casos, quizá se trate de sentarse en torno a una mesa, dialogar y transigir un poquito más por todas las partes. Los ciudadanos están muy cansados de que no se solucionen los problemas y que se repitan los mismos errores año tras año. Por lo tanto, creo que todos tenemos que hacernos un firme propósito para el próximo año, volver a empezar con la lección aprendida y ser capaces de adelantarse a los problemas que van a ir surgiendo y que se repiten permanentemente.